14 de junio de 2015

PASO A PASO





Solo hace falta ver las caras de los dirigentes del Partido Popular para darse cuenta de quien es el perdedor en las recientes elecciones municipales. Su desesperado autoengaño de haber sido desalojados del poder por una serie de pactos que califican de sectarios es el único recurso que les queda para no cerrar la puerta y desaparecer.  Califican como vergonzosos y antidemocráticos los pactos de la izquierda al mismo tiempo que consideran que los por ellos efectuados con Ciudadanos son puros y necesarios para conservar la integridad de España, su pretendida recuperación económica y las bondades del bipartidismo como garante de la estabilidad y el progreso.

Desde su ya resquebrajada atalaya contemplan atónitos como esos a los que califican de perroflautas revolucionarios se han llevado por delante una buena parte de los cimientos de su absolutismo y amenazan con su total demolición. Acusan a la izquierda de pactar con independentistas cuando ellos lo han hecho sistemáticamente con los partidos separatistas catalanes y vascos, la mayoría de las veces pagando con el dinero de todos los apoyos recibidos. Desde la más absoluta falta de vergüenza critican ferozmente la falta de consideración hacia las listas más votadas olvidando que ellos han hecho lo  mismo en muchas ocasiones, por ejemplo en el caso de Valencia, alcaldía conseguida hace más de veinte años con el apoyo de Unión Valenciana, la hoy desaparecida formación de Gonzalez Lizondo, y aún de peor factura la conquista de la alcaldía de Madrid en 2003 gracias al tristemente famoso tamayazo. 

Les es imposible digerir que una mayoría de españoles han depositado en las urnas una papeleta que no lleva su logotipo, rechazando infantilmente un resultado electoral que les ha dado la espalda y les ha mandado, de momento, a la UVI. Que Marhuenda esté estupefacto con lo que está sucediendo es normal, suele estarlo con cualquier logro de la izquierda, que lo esté el PP demuestra, una vez más, su total falta de respeto a las posibilidades de sus adversarios politicos, el absolutismo es así. 

Por supuesto no han de faltar aquellos que desde la izquierda critiquen los medios empleados para conseguir esta victoria electoral y la falta de pureza, o ausencia, republicana de los partidos que la han logrado. A estos detractores crónicos yo les vengo en comparar, coloquialmente hablando, con el perro del hortelano, que ni come ni deja comer, al mismo tiempo que les invito a reforzar esa unidad de las izquierdas que también ellos consideran imprescindible para la reinstauración de la República.

Nadie podrá negar que se ha dado un gran paso en estas elecciones municipales y en las autonómicas, un paso que ha sido superior al que muchos esperaban. En las municipales de 1931 la unión preelectoral de PR Radical, PSOE, PRD Federal, Acción Republicana, Derecha Liberal Republicana, PR Radical-Socialista y la postelectoral de ER venció ampliamente a la coalición de partidos monárquicos, un resultado que nos trajo la caída de la monarquía de Alfonso XIII y con ella la llegada de la II República. Hoy el paso no ha sido definitivo, falta camino por recorrer y ahora que la derecha le ha visto las orejas al lobo los inconvenientes serán aún más y de mayor dificultad, por tanto la unión de la izquierda no debe tener fisuras. Es del todo imprescindible un frente de izquierdas para las próximas elecciones generales, un frente que deber ser realidad antes de los comicios y presentarse a ellos de forma unitaria sin dejar para pactos postelectorales la formación del gobierno.

Si, ayer fue un gran día. (1) Solo entre las capitales de provincia las izquierdas administrarán un total de 27 ciudades, entre ellas diez de las doce más pobladas. En conjunto, los vecinos de estos municipios suman un total de 10,6 millones. Ese dato adquiere mayor trascendencia si se tiene en cuenta que el PP tan solo ha accedido al la gobernabilidad de 18 capitales de provincia; un conjunto integrado por aquellas ciudades menos pobladas. Tan solo Málaga se encuentra entre las más populosas. En total, alrededor de 2,9 millones de ciudadanos. Menos de un tercio de la población que alcanzan los gobiernos locales de izquierdas en este segmento. Nunca antes se había producido una relación tan amplia como la actual.

Como digo, un gran paso.


Benito Sacaluga

(1) Publico.es 





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