17 de junio de 2015

LA CHULERÍA DE RAJOY





En alguna ocasión he puesto de manifiesto que Rajoy no anda, desfila. Para comprobarlo basta con verle por la televisiones cuando se dirige a algún acto. Su paso firme acompasado por el movimiento de los brazos le imprime un grotesco aire marcial. Es altanero y mal educado, cada vez que tiene ocasión lo demuestra. No tiene ningún respeto a los ciudadanos, por supuesto tampoco a la prensa, el único medio de que disponemos para conocer parte de lo que se cuece en Moncloa, un guiso que afecta directamente a nuestras vidas.

Su comportamiento de hoy al ser preguntado por los cambios por él anunciados en el Gobierno y en su partido no es de ninguna de las maneras admisible. Rajoy debería saber que no es más que un funcionario público, no el reyezuelo que cree ser. La pregunta se la han hecho durante la celebración de la XXVII sesión ordinaria del patronato de la Fundación Carolina celebrada en el Palacio de la Zarzuela a la que ha asistido en compañía de varios ministros y "afamados" empresarios. Una fundación creada en el año 2000 a partir de un consejo de ministros de Aznar (tan dado él a las fundaciones) para fundamentalmente otorgar becas en países latinoamericanos, su nombre hace referencia a Juan Carlos I, en la celebración del 25º aniversario de su reinado, siendo uno de los propósitos de sus fundadores poner la institución al servicio de la Corona de España. Una fundación que desde su creación en el año 2000 ha dado ni más ni menos que 265 millones de euros en becas a ciudadanos extranjeros, mientras que aquí en España las becas se reducen, se endurecen los requisitos para acceder a ellas y se suben las tasas universitarias.  

Ante la pregunta sobre los cambios en el Gobierno por el anunciados, Rajoy a gesticulado, se ha encogido de hombros, ha balbuceado algo difícil de oír y más aun de entender y finalmente ha sugerido que le pregunten a... !!Cayo Lara¡¡. Rajoy debería saber, y si no lo sabe se lo digo yo aquí y ahora, que la respuesta por él dada al periodista también lo ha sido a todos los españoles. Un insolente  impresentable que no respeta a la ciudadanía, ni a su derecho a estar informada. Bien podría haber contestado con educación argumentando que ese no era el momento o cualquier escusa parecida, pero no, su despotismo le puede y le impide comportarse como un servidor del pueblo. Desde luego lo sucedido esta mañana no es ni mucho menos un caso aislado, su nefasto comportamiento se repite cada vez que responde a las preguntas que se le formulan, tanto en las ruedas de prensa que ha concedido desde 2011 - se pueden contar con los dedos de una mano - como en sus intervenciones en Congreso y Senado cuando se dirige a la oposición, a esa oposición que representa a tantos millones de españoles.

Luego dirá que uno de los problemas de su gobierno es una comunicación deficiente, y lo es, él se ha encargado de que así sea y lo ha hecho hasta tal punto que más que deficiente es desagradable. Unamos a Rajoy con Saenz de Santamaría, con Rafael Hernando, con Montoro, con Soria y por qué no con su gabinete al completo y solo encontraremos en sus declaraciones altanería y falta de respeto cuando no insultos y desprecio al interlocutor. De Esperanza Aguirre mejor no hablar.

Ante una situación de desprestigio como la que Rajoy padece el único cambio verdaderamente efectivo es su sustitución, mandarle a Santa Pola a sellar escrituras y no verle nunca más. La monarquía se encontraba igual, en caída libre a causa del campechano Juan Carlos y Rajoy le aconsejó que abdicase en su preparado hijo, pues eso, que Rajoy se aplique la misma medicina, no le hace falta abdicar, basta con que aparezca en la tele y diga : Dimito.

Benito Sacaluga







No hay comentarios:

Publicar un comentario