19 de abril de 2014

UNA PLAZA PARA LA DAMA DE HIERRO





De todos es conocida, o debería serlo, la admiración que los gerifaltes del Partido Popular sienten por Margaret Thatcher. Lo de gerifaltes lo uso en virtud de la cuarta definición que da al término la Real Academia Española de la Lengua : coloquialmente Jefe, autoridad, sin poner el acento en la quinta, un germanismo que viene a definir al: Hombre que roba o hurta. Una admiración que viene de antaño y que en el año 2010 se plasmó con la concesión del Premio FAES de la Libertad, distinción que el propio José María Aznar se encargó de entregar personalmente. Ahora el Partido Popular quiere que la madrileña plaza situada en la confluencia de la Plaza de Colón y el Paseo de la Castellana lleve el nombre de la controvertida política británica, así las manifestaciones ciudadanas que allí acaben su recorrido tendrán sus respectivos espacios, pudiendo los infiltrados y monárquicos varios ocupar el lugar que rinde homenaje a la Baronesa Thatcher de Kesteven. Esa gran dama que desmanteló el estado de bienestar en el Reino Unido, dejó sin voz a los sindicatos, privatizó la mayoría de las empresas públicas bajo el estandarte del neoliberalismo más radical y que además de mandar la Royal Navy a las Malvinas, en abril de 1986 permitió el uso de las bases de la Royal Air Force a los F-111 estadounidenses para el bombardeo de Libia, más o menos lo mismo que están haciendo en España sus discípulos del Partido Popular. Otra cosa une a la baronesa británica y a los barones del PP: un exacerbado anticomunismo solo superado por el macarthismo yanki de mediados de los cincuenta.

El popular Fernando Martínez Vidal (no se quien es) justifica la decisión alegando que “Madrid es una ciudad cosmopolita y abierta” y “personalidades políticas de todo el mundo dan nombre a algunas de sus calles, como Olof Palme, Salvador Allende, Isaac Rabin, Nelson Mandela”, menuda comparación si tenemos en cuenta que tres de ellos fueron asesinados a manos de la derecha radical, por defender las libertades (lo de Rabin es discutible) y el otro se pasó 27 años en una cárcel sudafricana también por luchar por la libertad en su nación, una nación en donde los automóviles circulan por la izquierda. Demasiado escueto e impertinente en sus argumentos el tal Martinez Vidal, bien podría haber justificado la concesión de la plaza a la política británica con la existencia en Madrid de más de 184 calles con nombres de reputados franquistas como por ejemplo la Plaza de Arriba España, la Plaza del Caudillo (El Pardo), las calles General Yague, Caidos de la División Azul, Alberto Martin Artajo, Capitán Blanco Argibay, Capitán Haya, Comandante Zorita, Fernando Primo de Rivera, General Dávila, General Millán Astray, General Moscardó, General Varela, Luis Carrero Blanco, Muñoz Grandes... y así hasta casi doscientas sin olvidar la colonia Primo de Rivera. Así es el Ayuntamiento de Madrid y así cumple la Ley de la Memoria Histórica su alcaldesa, la amante y fiel esposa de José María Aznar, y así la cumplió el  anterior alcalde de la Villa y Corte, hoy ministro de Justicia Alberto Ruiz Gallardón, único junto con Ana Botella que ha ejercido el cargo con posterioridad a la aprobación de dicha Ley.

Un ayuntamiento y una comunidad de Madrid que ni siquiera saben con exactitud cuantos son los miles de millones de euros que debe y que en vez de trabajar en lo práctico y obligado tienen tiempo para promover iniciativas partidistas y fuera de contexto: a los madrileños nos importa muy poco o nada la señora Thatcher y si de nosotros dependiera no pagaríamos ni el importe de la placa de chapa que dará el nombre a una plaza que ademas aunque sea de uso publico es de propiedad privada (Banco de Madrid y Hotel Gran Meliá Fénix). Un ayuntamiento que ha conseguido que los madrileños (y los españoles) hagamos el ridículo con la candidatura a los JJ.OO y que además tengamos que pagar de nuestros bolsillos las paranoias de poder de Gallardón y Botella, se pone ahora a hacer homenajes permanentes a una señora que de estar ahora en el poder habría torpedeado en el Estrecho a nuestras patrulleras de la Guardia Civil sin despeinarse el moño y además nos habría pasado la factura del costo de los torpedos. Una Dama de Hierro que fue la primer ministro de una nación en cuya capital existe una enorme plaza conmemorando la Batalla de Trafalgar, esa batalla naval donde Nelsón, un almirante inglés, destrozó nuestra escuadra y la de los franceses y arrebató durante décadas nuestra hegemonía colonial y marítima. Pero bueno, también en Madrid existe una calle denominada Trafalgar, aunque estrecha, corta y escondida en el barrio de Chamberí, me imagino que en cutre homenaje a los 1.022 muertos,1.383 heridos y unos 2.500 prisioneros españoles que lo fueron luchando en la dichosa batalla.

Una Dama de Hierro que al igual que su admirador Aznar, una vez que dejó de ser la primer ministro de Inglaterra, escribió sus memorias en dos volúmenes, dio conferencias allí donde se las pagaban a razón de 50.000 $ por unidad y acabó contratada por una multinacional, en su caso la tabaquera estadounidense Philip Morris como "asesora geopolítica" (????) por 250.000 $ anuales y que al igual que Aznar también se caracterizó, principalmente durante su mandato, por su pensamiento político basado en el patriotismo, el nacionalismo único y su aberración por los sindicatos. Una señora que 1998, pidió la liberación del ex dictador chileno Augusto Pinochet cuando España lo ordenó arrestar y trató de juzgarlo por violaciones a los derechos humanos, justificando tal petición por la ayuda prestada a Inglaterra por el asesino chileno durante la Guerra de Malvinas. Asesino con el que mantenía gran amistad personal y al que visitó varias veces mientras se hallaba bajo arresto domiciliario cerca de Londres.

En fin, así son los del Partido Popular y así son las personas a las que rinden honores. A mi lo que me parece es que este tipo de honores tan particulares, fruto de una admiración personal, deberían materializarse de forma distinta a la adjudicación de su nombre a una plaza pública, por ejemplo podrían poner su nombre a sus mascotas, a algún aula de FAES, o por que no al chalet de Esteban Gonzaez Pons que se ha desecho en elogios hacia la británica dama, elogios solo superados por los expresados por Esperanza Aguirre, su aventajada y también noble alumna.

Benito Sacaluga







No hay comentarios:

Publicar un comentario