3 de febrero de 2014

SINDICATOS S.A.






Hace tiempo que los sindicatos españoles parecen haber desaparecido. Salvo noticias relacionadas con la corrupción que les salpica y a pesar de la situación actual de los trabajadores no se hace ninguna mención a ellos en los medios de información, solo noticias negativas para el sindicato. Una noticia reciente nos dice que la UGT tiene en marcha su segundo expediente de regulación de empleo en poco más de un año. Entre unas cosas y otras más de 350 trabajadores a la calle. Paradójicamente, cuando más trabajo tienen es cuando despiden personal. Como para llevarle la contraria a los empresarios que aligeran sus nóminas está el tema, se dirán.

En contraposición, la CEOE y patronales derivadas afilan sus garras diariamente arañando las paredes de la Moncloa, exigiendo más reformas laborales y reducción de salarios con el informe del FMI en el bolsillo. Están presenten en telediarios y prensa tanto o más que nunca. Con su antiguo presidente entre rejas pueden dar la cara sin miedo a que se la rompan, como en tantas otras situaciones nacionales, como en el PP, en el PSOE y en Zarzuela nadie se enteraba de nada salvo aquel al que los jueces meten mano.

Por tanto, los trabajadores más indefensos que nunca y aferrados a su puesto de trabajo sean cuales sean las condiciones, como para hacer huelgas está el patio se dicen, ahora que ser mileurista es un privilegio de muy pocos. Rajoy y los suyos, pues eso, a lo suyo, sabiendo que la munición de sus opositores tiene la pólvora mojada. O nosotros o nada, dicen.

Lejos quedan los tiempos en los que Zapatero, pañuelo al cuello, pedía a los lideres sindicales que no le dejasen solo y que además no le montasen follones, "cuento con vosotros les decía", hoy el presidente del gobierno lo único que les dice es que devuelvan el dinero que ha desaparecido en sus cortijos andaluces y que callados están mas guapos, lo mismo que a Rubalcaba. Ya no esperamos curiosos ver en la tele las reacciones de Mendez y Toxo, esa especie de "duo dinamico" que ya no compone ni canta y solo está para añorar temas de los 70, de esos 70 en los que Marcelino dormía entre rejas en Carabanchel mientras su esposa, incansable, le tejía jerseys de lana, unos jerseys que nunca cambió por la camisa de Ralph Lauren de sus actuales camaradas. Un Marcelino militante en un sindicato que él fundó y que lo único que recibía del estado eran palos y cárcel. Un sindicalista que en toda su vida solo se casó con su mujer. Un hombre comprometido, un obrero de la Perkins que se libró del garrote franquista de milagro, pero no de largos años de cárcel, Cuando salió en "libertad" dijo esto: «ni nos domaron, ni nos doblegaron, ni nos van a domesticar». con él no lo consiguieron pero hoy a la frase le sobra el plural.

Por aquel entonces la contabilidad de los sindicatos se llevaba en un libro muy pequeño, las cuotas de los afiliados y poco más, hoy con miles de millones de pesetas de subvenciones del estado, cursos de formación y demás funciones retribuibles, son "necesarios" varios departamentos de contabilidad, aunque con dos personas debería sería suficiente para llevar las cuentas de cada agrupación , ingresos - gastos y punto, pero no, la  burocracia, coches oficiales, tarjetas de crédito, viajes, dietas, propaganda corporativa y todas esas cosas inútiles para el fin último de un sindicato obrero, exigen que un ejercito de contables, administrativos y secretarios/as ordene una actividad económica compleja. Poco ha tenido que hacer el capital para domesticar a los sindicatos, simplemente enseñarles el color del dinero y lo bien que se vive con los bolsillos llenos. Los gobiernos igual, subvenciones a cambio de silencio o como mucho alguna que otra pancarta "corporativa". No cabe duda, la reunión más importante que celebran los sindicatos es con el gobierno a la hora de negociar el dinero que van a recibir anualmente del estado, y todos sabemos que nadie da nada gratis, y la que mantienen con los consejos de administración de las extinguidas cajas para poner precio a un si en el acta que se les pone a la firma, participaciones preferentes incluidas.

El PSOE anda de renovación de dirigentes, IU hace relativamente poco que cambió los rótulos de los despachos, los fracasos electorales pasan factura, sin embargo en UGT y CC.OO no se mueve nadie a pesar de que han perdido a casi todos sus militantes y simpatizantes, solo les queda el staff y por si fuera poco el roto están despidiendo trabajadores.

Con la derecha en el poder absoluto y sin sindicatos, los empresarios ríen y sopesan incluir el derecho de pernada en los contratos laborales, unos contratos cuya duración y contrapartida económica jamás hubieran consentido los sindicalistas de raza y menos aún sin lucha. Ante este expolio no hay Reforma Laboral que valga por mucho que se adorne de Ley, pero los sindicatos han perdido su capacidad de convocatoria, se lo han ganado a pulso, una capacidad que, no nos engañemos, nunca fue adecuada y últimamente las manifestaciones parecían más un acto de apoyo a los sindicatos que una protesta. Tanto es así que los del PP han metido en un cajón el recorte con el que pensaban obsequiar al derecho de huelga.

Sin sindicatos no hay "lucha" obrera, falta el nexo de unión y no sé pero me parece que sin luchar hoy en día no se consigue nada. La responsabilidad de los dirigentes de UGT y CC.OO ante este panorama es enorme, deberían irse a sus casas, jubilarse y dejar paso a aquellos que estén preparados y dispuestos. Los actuales no pueden seguir, ya han demostrado que no valen para el puesto. Sin libertad no hay independencia y cuando se cobra dinero del estado la libertad está condicionada. Un sindicato no se puede ni se debe gestionar como si de una sociedad anónima mercantil se tratase, si así se hace le falta el alma.

Millones de trabajadores y millones de parados se merecen tener quien les represente y quien les defienda, no para negociar un ERE, sino para que se cambien las reglas del juego, unas reglas que permiten poner trabajadores en la calle, no para mantener la empresa viva sino para aumentar la cuenta de resultados. Unos ERE que ponen en la calle a trabajadores con 30 años de antigüedad en la empresa para luego ser sustituidos por jóvenes con contratos indecentes y sin derechos adquiridos. Bueno, perdón, lo de derechos adquiridos es hablar por hablar, el trabajo ha dejado de ser un derecho para convertirse en el sueño de una noche de verano.


Benito Sacaluga


No hay comentarios:

Publicar un comentario