31 de diciembre de 2013

PRESUPUESTOS MUY SUPUESTOS




Decía un jefe que tuve que los presupuestos están para no cumplirse. Hace ya mucho tiempo de ello y aún hoy sigo dándole vueltas a lo que quería decir. No se si se refería a que había que superarlos o por el contrario que era normal que no se llegará a la cifra presupuestada porque ésta estaba inflada para que nuestro esfuerzo fuera mayor. Nunca se lo pregunté y entre mis compañeros había diferencia de opiniones. En el fondo creo que lo que quería decir era que había que superarlos con creces.

Lo que si es cierto es que los presupuestos se firmaban en febrero, una vez que se habían conocido los resultados del año anterior. Lógico. El sistema para su elaboración era sencillo, aumentar los ingresos y contener los gastos. Tengo que decir que la mayoría cumplíamos los objetivos marcados y que la empresa crecía cada año al igual que su cuenta de resultados. Aquellos que no llegaban a las cifras acordadas entraban a formar parte del club de los prescindibles, un club que aunque reducido existía y al que se dejaba de pertenecer a los pocos meses para irse al del paro.

Tal día como hoy, el último del año, se paraba la cuenta. Una semana más tarde ya sabíamos el resultado de nuestra gestión y tocaba reflexionar sobre las cifras logradas. Ni mucho menos disponíamos de los adelantos informáticos de hoy en día, pero los datos sobre el resultado del trabajo de más de cinco mil empleados llegaban pronto. Ningún año se cerró con pérdidas, muy al contrario cada año la cifra de beneficios aumentaba en términos reales y relativos.

Acostumbrado a lo anterior no deja de sorprenderme cuando esa gran empresa que es el Estado, de forma implacable cierra cada año con pérdidas y nunca cumple los objetivos marcados en los presupuestos. Por un lado es hasta normal si tenemos en cuenta que los presupuestos se elaboran tres meses antes de conocer los resultados del año. Entiendo que mejor seria esperar a saber como nos ha ido para suponer como nos irá y que lo contrario se acerca demasiado a la simple especulación, por no decir simplemente que lo es.

Los Presupuestos Generales para 2014, se presentaron en el Congreso el 30 de octubre de este año y se aprobaron finalmente el 23 de diciembre. Casi tres meses de tramitación. Desconozco la fecha de los datos que sirvieron para su elaboración, pero me temo que no sería posterior al uno de agosto. Pretender que estos presupuestos sirvan para algo más que ser un volcado de ilusiones es un ejercicio de fe incontestable.

Llegados a este punto conviene aclarar que una cosa son los presupuestos y otra muy diferente el déficit, aunque estén directamente relacionados e incluso en los propios presupuestos ya se admita una cifra de déficit. El aumento del déficit puede ser el resultado de una mala gestión de los presupuestos o consecuencia de unos presupuestos basados en gran medida en la especulación. En toda organización existe la figura de la corrección presupuestaria y su aplicación es siempre obligatoria si se quiere salvar el resultado fijado como objetivo. A la vista de una inesperada disminución de los ingresos o de un aumento de los gastos presupuestados, se toman medidas correctoras para evitar que la empresa entre en números rojos, normalmente el paso previo a su disolución. El gobierno, los gobiernos, de España no llevan a cabo ningún tipo de corrección, ni para aumentar los ingresos ni para disminuir los gastos, amparando su responsabilidad como gestores en las cifras que contienen los presupuestos, una ley aprobada por el Congreso. Resulta cuando menos patético asistir a las publicas demostraciones de inmensa alegría de nuestros gobernantes cuando en algún  periodo del año y de forma estacional lo presupuestado coincide con lo real, ni ellos mismo se lo esperaban y hasta pienso que les cuesta trabajo creérselo.

Cuando elaboraron los presupuestos para 2013 lo hicieron desde la libertad que otorga una mayoría absoluta en el Congreso y con total conocimiento de la situación económica española, empezaron a gobernar antes de que finalizase 2011. Si bien los presupuestos estaban condicionados por el Pacto de Estabilidad y debían presentar una cifra máxima de déficit, no debemos ahora culpar a los objetivos de déficit de que los presupuestos no se vayan a cumplir. En realidad es una cifra porcentual fija pero relativa y dependiente del volumen de un PIB estimado. Dado que la cifra de déficit se establece sobre un porcentaje del PIB, bastaría haber sido realistas en el cálculo de este, por ejemplo equiparándolo junto con los ingresos a lo conseguido en 2012 , para haberlos convertido en un punto de partida del planteamiento de la ecuación en la que los ingresos y los gastos fueran los únicos términos con posibilidad de variación poco significativa y tendentes a una constante: Ingresos 2012 - Gastos 2013 = Déficit autorizado como porcentaje PIB de 2012, consiguiendo de esta forma que cualquier aumento del PIB en 2013 o los ingresos representase superávit neto si se cumplía con los gastos. Pero no se hizo así, como siempre se prefirió especular con la cifra del PIB y los ingresos de él derivados para así aprobar una mayor cifra de gasto. Esto puede ser aplicable, siempre con reservas, cuando el crecimiento sigue una curva ascendente, si la curva es descendente hay que ser realistas y suponer que la situación como mucho se mantendrá estable. Además, y desde el minuto uno, el Gobierno debería haber puesto los medios para que aumentasen los ingresos presupuestados y disminuyesen los gastos previstos, cosa que no ha hecho, más bien ha hecho todo lo contrario, dejando además el cumplimiento presupuestario a depender del comportamiento de factores externos que no controla. Si tenemos en cuenta que el propio Gobierno califica a los presupuestos para 2014 como los presupuestos de la recuperación, mucho me temo que el factor especulativo será importante y que si tal recuperación no se produce los número rojos aumentarán al igual que la deuda, ese cajón de sastre que sirve para cuadrar los presupuestos.

Ateniéndonos a 2013, no es aceptable justificar el aumento de los gastos a causa de una mayor atención de la ciudadanía  teniendo en cuenta la magnitud de los recortes efectuados. Tampoco a un incremento no previsto de los gastos financieros ya que los tipos de interés de las nuevas emisiones de deuda han disminuido. De igual manera no es achacable al aumento del importe satisfecho en concepto de prestaciones por desempleo, éstas también han bajado significativamente, no porque haya disminuido el número de parados, sino porque la mayoría ya no tienen derecho a ellas. De ninguna manera a la inversiones públicas, son prácticamente inexistentes. En relación con los ingresos el gobierno aumentó de forma muy significativa la carga impositiva de todos, tanto en los impuestos directos como en los indirectos, según los datos del gobierno la recaudación por IVA ha aumentado con relación a 2012 y nos dicen también que las cotizaciones a la Seguridad Social son más elevadas en número de cotizantes que en el año anterior. Tomando lo anterior como ejemplos extrapolable al resto de las partidas presupuestarias: ¿Por que no se cumplen los Presupuestos Generales? ¿Por que razón o razones el Gobierno incumple las leyes, la Ley General Presupuestaria y Ley Orgánica de Estabilidad Presupuestaria y Sostenibilidad Financiera y a pesar de haber modificado el artículo 135 de la Constitución? ¿Por que un Gobierno que no es capaz de gestionar con eficacia unos presupuestos que el mismo ha elaborado e incumplir dos leyes tan importantes no dimite en pleno?

Nos escandalizamos ante los casos de corrupción, ante los recortes sociales, ante leyes injustas y represoras, pero si el Gobierno no cumple aquello para lo que fue nombrado en relación con la justa administración del país nadie dice nada, se admite, se ve como normal sin darnos cuenta de que precisamente los incumplimientos de los presupuestos y su insolvente elaboración son los motivos que nos han llevado a la espantosa situación actual.

Una vez que el año concluya no debería bastarnos con que nos dijeran que los presupuestos no se han podido cumplir. Es necesario que de forma clara y detallada se nos de cuenta de las desviaciones habidas, los gastos no presupuestados con la debida justificación de su absoluta necesidad y la disminución de ingresos con una clara explicación de los motivos. No nos valen datos macroeconómicos, ni balances con cifras globales, necesitamos los datos contables en su mayor definición, partida por partida y cuenta por cuenta y en comparación con los presupuestos del año y con las cifras del ejercicio anterior.

Auditorias y aprobaciones de cuentas llevadas a cabo por instituciones dependientes del Gobierno no son fiables y además no contemplan los detalles. Demagogia y literatura barata tampoco. Queremos y necesitamos transparencia absoluta expuesta de forma que todo el mundo la pueda entender sin tener que poseer conocimientos especiales. 

Es imprescindible establecer mecanismos que permitan al ciudadano controlar el gasto. Exigir rigor contable y evitar manipulaciones de los conceptos. No eliminar gastos suntuarios cunado no se están atendiendo los servicios básicos debería ser un delito.

Es necesario que la ley se aplique. Los gestores son responsables de sus actos y así lo contempla nuestro Código Penal, Art.433-bis, que sanciona con inhabilitación de uno a diez años y multa a la autoridad o funcionario que falseare su contabilidad, los documentos que deban reflejar su situación económica o la información contenida en los mismos. Cuando se cause perjuicio económico, además se impondrá prisión de uno a cuatro años. Bruselas ya nos devolvió unas cuentas porque estaban falseadas periodificando gastos indebidamente y nadie asumió la responsabilidad. 

¿Hasta cuando vamos a soportar que no se nos de exhaustiva cuenta de en que se emplean los impuestos que pagamos y la deuda que contraemos?

En otro orden de cosas : ¿Como es posible que el salario mínimo interprofesional sea de 645,00 euros mensuales y un diputado cobre cada mes más de 1.800 euros en concepto de dietas?

Feliz 2014 a todos.


Benito Sacaluga





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